Ser una empresa agile es uno de los grandes retos al cual nos enfrentamos las organizaciones hoy en día, ya que mejora el funcionamiento y brinda mayores resultados Para competir en el mercado, las organizaciones deben responder a los cambios de manera rápida y segura. Es indispensable saber adaptar a las necesidades del mercado, generar valor y aplicar mejoras continuas que satisfagan al cliente.

Para convertirte en una empresa realmente agile que genere valor, primero debes saber que para conseguirlo hay que tener paciencia y constancia, si tu modelo de trabajo es waterfall, es decir, en forma de cascada, deberás optar por nuevos modelos capaces de facilitar el flujo en las actividades de tus áreas de trabajo. Recuerda que los cambios no son fáciles, pero son buenos.

Es indispensable capacitar a tu equipo de trabajo en las metodologías ágiles, para que ellos estén enterados y sepan cómo adaptarse a la reestructuración de su esquema de trabajo. Las metodologías ágiles muestran a nuestros recursos humanos, como planificar, tomando en cuenta que en los planes siempre existen cambios o se pueden presentar fallas, las cuales deben ser eliminadas a tiempo, evitando así estancamientos en el proyecto.

Una vez que tu equipo se encuentre capacitado, es momento de expandir el conocimiento y de revisar día con día en dónde se encuentran situados, y hacia donde tienen que ir. Incorpora a tu equipo para que juntos puedan ir cambiando la manera de trabajar de la empresa, apoyarse mutuamente servirá para hacer el cambio, y ver avances de crecimiento visible y real. Tenemos que acabar con todo aquello que no sea productivo y sacarlo de nuestra rutina laboral.

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Kaizenia Institute

¡Apodérate del cambio! Ser agile además de proporcionar valor agregado a tu organización, la volverá competitiva, es cierto que las transformaciones son complicadas y que no se dan de la noche a la mañana, pero para poder crecer y generar satisfacción en nuestros clientes es necesario dar un paso adelante, adaptarse a las necesidades actuales, y salir de la zona de confort.

Genera y crea en tu organización una cultura que no tenga miedo al fracaso, que desee ser innovadora y pueda involucrarse en las competencias digitales. Ser una organización agile abre la puerta a múltiples beneficios como son la flexibilidad, la transparencia y la consolidación de equipo autodirigidos.