Por Alex Garibay

Como hemos escuchado tantas veces, en fotografía lo más importante es la luz. Independientemente del proyecto artístico que tengamos, ya sea personal, profesional, familiar, o simplemente por diversión, la luz es lo más importante.

La palabra fotografía se deriva del griego phos (que significa “luz”) y graphein o graphos, (“escribir” o “dibujar”). Es decir que la fotografía es “dibujar o escribir con luz”. Sin ella, es simplemente imposible hacer una fotografía. Por definición, la fotografía es un procedimiento o técnica que permite obtener imágenes fijas de la realidad, mediante la acción de la luz sobre una superficie sensible o sobre un sensor.

Existen dos tipos de luz: natural y artificial.

La luz natural es producida por el Sol durante el día, de ahí el principio de que los colores se ven mejor con luz natural; el mejor ejemplo lo encontramos en la luz y los colores del arcoíris. Algunos fenómenos naturales también generan luz, como los rayos o relámpagos, las estrellas, el fuego. Sin embargo, en la fotografía no funcionan como un sistema de iluminación. Por tanto existen diferentes tipos de luz natural, de las que hablaremos en otra oportunidad.

La luz artificial, por el contrario, no es solar y la generamos los seres humanos de varias formas: objetos del pasado como una vela, un candelabro, y que en la actualidad se siguen utilizando; eso sin mencionar la energía eléctrica a través de focos, reflectores, entre otros.

La fotografía es fascinante y muy divertida, tanto para los profesionales como forma de vida, como para el resto de la gente como canal de expresión de sus pasiones, emociones, sentimientos y estados de ánimo, mostrados durante un viaje, fiestas familiares, celebraciones, e incluso a través de lo que ahora está tan de moda como las selfies.

Les doy un buen consejo: diviértanse con la fotografía y busquen su propia luz…

Alejandro Garibay

Fotógrafo mexicano

Cd. de México, 1973

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